Abstract
La historia de la pintura en los andes centrales (Perú) es con frecuencia sólo una historia escrita acerca de una pintura hecha sobre materiales (cerámica, lienzo) cuya naturaleza parece en principio garantizar su movilidad o transporte. A esta pintura se le ha conferido con frecuencia una autonomía científica, estética y física con respecto a otras expresiones plásticas, en particular la arquitectura. A pesar de que, a veces, sus grandes dimensiones la inmovilizan y adscriben a un espacio pre-determinado. Un escaso interés ha merecido, en cambio, la Pintura Mural, adherida a la edificación de la cual, es cierto, depende en parte; pero a la que, sin embargo, modifica creadoramente. Este prejuicio carece de fundamento. Históricamente los murales o sus equivalentes han sido uno de los medios de expresión artística más antiguos en el territorio andino. La existencia de pintura parietal en las cuevas de Toquepala y Ondores (15,000-11,000 A.C.) prueba que su uso fue muy anterior al descubrimiento de la cerámica.