ISBN: 978-9972-57-275-3 9 7 8 9 9 7 2 5 7 2 7 5 3 13327 U. PACIFICO / Grupos Económicos y Mediana Empresa / Caratula: 56.4 x 23 cm. / FOLDCOTE C-12 / Lomo OK: 1.2cm / INT. 16 x 23 Avena 80 gr. 208 pp. / Encolado / Edwin © Universidad del Pacífico Av. Salaverry 2020 Lima 11, Perú www.up.edu.pe GruPoS económicoS y mediAnA emPreSA fAmiLiAr en AméricA LAtinA Martín Monsalve Zanatti (editor) 1ª edición: febrero 2014 1ª edición versión e-book: marzo 2014 Diseño de la carátula: Icono Comunicadores iSBn: 978-9972-57-275-3 ISBN e-book: 978-9972-57-283-8 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2014-02467 BUP Monsalve, Martín (editor), Grupos económicos y mediana empresa familiar en América Latina, Lima: Universidad del Pacífico, febrero 2014 (600 ejemplares). 206 p. 1. Grupos económicos -- América Latina 2. Pequeñas y medianas empresas -- América Latina 3. Empresas familiares -- América Latina 4. Empresarios -- América Latina 5. Élite (Ciencias sociales) -- América Latina I. Monsalve Z., Martín II. Universidad del Pacífico (Lima) 338.644 Miembro de la Asociación Peruana de Editoriales Universitarias y de Escuelas Superiores (Apesu) y miembro de la Asociación de Editoriales Universitarias de América Latina y el Caribe (Eulac). La Universidad del Pacífico no se solidariza necesariamente con el contenido de los trabajos que publica. Prohibida la reproducción total o parcial de este texto por cualquier medio sin permiso de la Universidad del Pacífico. Derechos reservados conforme a Ley. 5 Índice Presentación ......................................................................................................................... 7 Rearticulación de grupos económicos y renovación ideológica del empresariado en Chile, 1975-2012: la paradoja de la concentración Tomás Undurraga (University of Cambridge) .................................................................... 11 Grupos económicos en Colombia (1974-1998): entre pequeña empresa familiar y gran familia de empresas Beatriz E. Rodríguez-Satizábal (Universidad de los Andes, Colombia) ............................41 El laberinto de la globalidad: empresarios en México Luis Alfonso Ramírez Carrillo (Universidad Autónoma de Yucatán, México) ................. 87 Industria pesada y construcción de un grupo empresarial en el norte de México: Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey (1900-1975) Mario Cerutti (Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México) ............... 123 Condicionamiento de los valores en la competitividad, superación de conflictos y performance en las empresas familiares peruanas David Wong Cam (Universidad del Pacífico, Lima) Harold Hernández Lefranc (Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima) Miguel Chirinos (Montessori Escuela de Comercio Exterior y de Aduanas, Lima) ........145 6 La mediana empresa familiar peruana y la creación de ventajas competitivas David Wong Cam, Carlos Parodi Trece y Martín Monsalve Zanatti (Universidad del Pacífico, Lima) ....................................................................................... 177 Sobre los autores ..............................................................................................................201 7 Presentación Los grandes grupos económicos son uno de los objetos de estudio más importantes en el campo de las ciencias políticas y la historia empresarial en América Latina, sin embar- go, el énfasis en su estudio a veces deja de lado el análisis de las medianas empresas en la región. Es por eso que en este libro hemos recopilado trabajos de investigación que discuten ambos temas y que nos brindan desde visiones panorámicas hasta discusiones conceptuales acerca de la validez del concepto de grupo económico o la importancia del concepto de path dependence para entender la trayectoria de una empresa familiar mediana. En el capítulo que abre esta colección, Tomás Undurraga une el análisis clásico de la eco- nomía política de los grupos económicos chilenos con un innovador estudio acerca de los circuitos culturales de la élite económica de ese país. En la primera parte de su capí- tulo, Undurraga explora los cambios en la composición de los grupos chilenos durante el período 1973-2000, para lo cual toma como variables los ciclos de privatizaciones, la creación de las administradoras de fondos de pensiones, y el rol de los tecnócratas y ge- rentes profesionales en los sectores estatal y privado, respectivamente. Posteriormente analiza la retórica política del empresariado chileno durante la transición democrática, cuando sus integrantes se autoproclamaban como los garantes del modelo de creci- miento de su país. También señala que la cultura empresarial chilena se construye de forma endogámica con base en una serie de redes informales que combinan parientes y compañeros del colegio y/o universidad. En la última parte de este capítulo, Undurraga nos invita a hacer un recorrido por los circuitos culturales del capitalismo chileno. El autor sostiene que a través del engranaje de centros de investigación, prensa económica y los gremios empresariales, las firmas chilenas logran instalar en la opinión pública los temas que son de su interés, construir 8 Grupos económicos y mediana empresa familiar en américa latina argumentos favorables para las discusiones legislativas y transformar positivamente las críticas que reciben. Sin embargo, Undurraga termina sugiriendo que, irónicamente, el acceso directo al poder político a través del presidente Piñera ha debilitado la imagen de la eficiencia empresarial en la opinión pública chilena. Los capítulos de Beatriz E. Rodríguez-Satizábal y Luis Alfonso Ramírez nos dan un pano- rama general sobre los grupos económicos y las empresas en Colombia y México, respec- tivamente. Rodríguez-Satizábal analiza las características y la composición de los grupos económicos colombianos entre 1974 y 1998, un período marcado por cambios profundos en el modelo económico y la legislación comercial. Para la autora, es alrededor de 1974 que comienzan a consolidarse los grupos económicos colombianos. Evidentemente, esto no quiere decir que antes de esta fecha las familias empresarias no fueran propieta- rias de compañías importantes, sino que a partir de ese momento las familias comienzan a crear empresas tipo holding para administrar mejor sus inversiones. Los directivos de estos holdings son controlados por los miembros de la(s) familia(s) fundadora(s). Asimis- mo, los grupos colombianos, como los de otros países de la región, van a diversificar sus inversiones hacia el sector financiero para asegurarse fuentes de capital que les permi- tan dinamizar sus políticas de diversificación de negocios. A diferencia del texto de Rodríguez-Satizábal, el capítulo de Luis Alfonso Ramírez tiene un eje historiográfico, a través del cual hace un recorrido por los estudios de élite, de empresarios, de pequeñas y medias empresas, hasta llegar a los trabajos referidos a los grupos económicos y empresas regionales. Hacia el final de su ensayo historiográfico, Ramírez hace una reflexión acerca de los niveles de inversión y de desarrollo empresarial en las regiones de México. El autor propone que la concentración en infraestructura y capitales en la región norte y el Distrito Federal hacen a la región sur menos atractiva para la zona sur del país. Los siguientes capítulos pasan de las visiones generales a los estudios de caso. El primero de ellos es de Mario Cerutti, quien a través de un análisis de la historia de la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey discute la validez del concepto de grupo económico como categoría universal para entender casi todas las formas organizacionales de la gran em- presa en América Latina. El autor propone hacer una diferenciación entre grupo indus- trial y grupo económico. En su análisis de la Fundidora de Fiero y Acero de Monterry, Cerutti señala que dos va- riables son claves para explicar la evolución histórica de la empresa. La primera de ellas 9 presentación son los cambios de las relaciones entre la empresa y los gobiernos locales y federal. La segunda variable es la marcada tendencia de la firma a realizar eslabonamientos produc- tivos, administrativos y distributivos hacia adelante y hacia atrás, lo que genera una di- versificación de sus inversiones. Es a partir de esta característica de la empresa de acero que Cerutti elabora su definición de grupo industrial como una “estructura fuertemente integrada en torno a una actividad eje, por lo general asentada sobre un solo sector pro- ductivo”. En cambio, un grupo económico incluiría dentro de su estructura empresas cu- yas actividades no necesariamente estén relacionadas. Los grupos económicos podrían incluir dentro de su composición a grupos industriales y mucho más complejos que estos últimos desde el punto de vista organizativo y de sus estrategias de expansión. Los dos últimos capítulos abordan desde estudios de caso el tema de la mediana em- presa familiar. Metodológicamente siguen el esquema del estudio de caso basado en entrevistas a las distintas generaciones de empresarios que han formado y dirigen la empresa. En ambos capítulos los autores han contrastado sus casos con marcos teóricos para resolver las preguntas que guían las investigaciones. En el primero de estos análisis, David Wong se pregunta: ¿cómo en una empresa familiar mediana los valores influyen o condicionan su competitividad? Para responder a esta pregunta, Wong analiza los testimonios de tres generaciones de líderes de la empresa MODA, dedicada a la producción y a la venta minorista (retail) de confecciones. Wong sostiene que el paso de las generaciones crea en los directivos de las empresas familiares un conocimiento “tácito” sobre la cultura organizacional de la empresa y las estrategias de inversión por seguir. Este tipo de conocimiento, que solo se adquiere de manera “in- consciente” o “natural” en el interior del grupo familiar, es para Wong la base para la formación de las ventajas competitivas de la mediana empresa. El último capítulo de este libro trata precisamente sobre las posibilidades de las empre- sas medianas familiares para crear ventajas competitivas. A partir del estudio del caso de una compañía dedicada a la industria gráfica, Wong, Parodi y Monsalve exploran las posibilidades de la mediana empresa familiar para poder desarrollar ventajas competiti- vas. Para ello, ligan su análisis de la historia del caso al concepto de path dependence o dependencia de trayectoria, y exploran tres posibilidades para la creación de ventajas competitivas: (a) nichos de mercado, (b) producción de lote mínimo y (c) innovaciones tecnológicas. El aporte más interesante en este texto se encuentra en los intentos de ligar la historia familiar y de la empresa con un marco teórico que permita el trabajo in- terdisciplinario entre administradores, economistas e historiadores. 10 Grupos económicos y mediana empresa familiar en américa latina De esta forma, este libro ofrece al lector un recorrido por los estudios de los grupos eco- nómicos, grupos industriales y medianas empresas de la región desde una perspectiva multidisciplinaria que incluye las visiones de políticologos, administradores, economistas e historiadores. Esta combinación de disciplinas se ve reflejada en la forma en que se abordan los capítulos; es decir, iniciamos el libro con visiones generales sobre los grupos económicos para terminarlo con estudios de caso de empresas familiares. Sin embargo, en todos los artículos se pretende tratar de introducir el tema estudiado dentro de una problemática más amplia. Finalmente, uno de los denominadores comunes en todos los artículos es la importancia de las redes familiares en la implementación y expansión de los negocios en la región. 11 Rearticulación de grupos económicos y renovación ideológica del empresariado en Chile, 1975-2012: la paradoja de la concentración Tomás Undurraga1 University of Cambridge I. Introducción Las últimas cuatro décadas es uno de los períodos de mayores transformaciones polí- tico-económicas en la historia de Chile. Desde la década de 1970 a esta parte, Chile ha- bría experimentado una transición de un capitalismo inspirado en Europa continental a uno orientado en los Estados Unidos, un proceso iniciado con Pinochet pero continuado por la Concertación (Tironi 2006)2. Mientras el primero liberalizó el capitalismo chileno, cambiando su eje colectivo regulado y alentado por el Estado a uno individual de corte liberal, liderado por las empresas privadas, la Concertación no rompió con este modelo sino que intentó compensarlo con políticas sociales pro equidad (Tironi 2006; Muñoz Goma 2007). Durante este período, el ingreso-país se triplicó y la pobreza se redujo de un 40% en 1989 a un 15% en 2010, mejorando las condiciones materiales de la población (Cepal 2010). No obstante el crecimiento, los niveles de inequidad país se mantuvieron prácticamente inalterados. La renovación neoliberal del capitalismo chileno y los procesos de privatización de em- presas del Estado, generación de nuevos mercados y apertura económica internacional, 1 Una versión preliminar de este ensayo fue publicada como Working Paper ICSO-UDP en 2011, bajo el título Rearticulación de grupos económicos y renovación ideológica del empresariado en Chile 1980-2010: antece- dentes, preguntas e hipótesis para un estudio de redes. Agradezco a José Ossandón y a la Universidad Diego Portales poder reproducir los argumentos centrales de ese artículo en este volumen. 2 En términos de las “variedades de capitalismo” que proponen Hall y Soskice (2001), Chile habría pasado de un tipo de capitalismo de “mercado coordinado” a uno de “mercado liberal”, o para ser más precisos, a un capita- lismo de “mercado jerárquico” característico de América Latina. Como describe Schneider (2009), este tipo de capitalismo se caracteriza por concentración de riqueza en grupos económicos y multinacionales que operan en mercados diversificados, mano de obra poco calificada, y relaciones laborales verticales y atomizadas. 12 tomás undurraga tuvieron un impacto significativo en la desarticulación y rearticulación de las élites eco- nómicas. Con contadas excepciones, los principales capitales y grupos controladores de empresas al año 2010 son diferentes de hace cuarenta años; la forma de hacer negocios dista sustancialmente de cómo operaban unas décadas atrás; y la posición social de que gozan empresarios y ejecutivos en Chile es significativamente distinta de la que poseían antes de 19803. Las élites económicas han acumulado una creciente posición de poder en las décadas recientes (Fazio 1997, 2005; Mönckeberg 2001, 2009). Ellas presentan una sorprendente concentración de riqueza, visibilidad e influencia, no solo porque este pe- ríodo es el de mayor riqueza en la historia de Chile, sino porque la forma que tomó el capitalismo chileno –una economía de mercado de carácter jerárquico– sitúa al sector privado como protagonista principal de la reciente modernización. Las élites económi- cas se han renovado y reproducido a la vez. Hay renovación, en cuanto nuevos conglo- merados emergieron en la propiedad de las empresas –especialmente al alero de las privatizaciones del régimen de Pinochet–; pero también reproducción, en cuanto estos cambios en las posiciones dominantes fueron dentro de un mismo segmento social. En consecuencia, si bien han cambiado algunos nombres, prácticas y reputación del em- presariado, durante este período se han reproducido las características del orden social (Bourdieu y Passeron 1977). Las transformaciones en las élites económicas chilenas han sido estudiadas desde di- ferentes ángulos. La conformación de los grandes conglomerados, los cambios en la propiedad de las empresas y los “mapas de la extrema riqueza” han sido preocupación desde hace medio siglo (Lagos 1962; Dahse 1978; Rozas y Marín 1989; Fazio 1997, 2000, 2005; Monckeberg 2001, 2009). En paralelo, otras investigaciones han indagado en los cambios del empresariado como actor social, caracterizando su forma de hacer negocios y los rasgos de la cultura empresarial (Benítez 1991; Tironi 1999; Ramos 2009; Montero 1996). Un tercer tipo de estudios se han enfocado en las ideas que influencian las con- cepciones económicas de la élite, explorando en las ideologías y comunidades epistémi- cas que inspiran su accionar (Valdés 1995; Dezalay y Garth 2002; E. Silva 1996, 1998, 2002; Montecinos 1993, 1997). Un cuarto grupo de investigaciones se han concentrado en los mecanismos de distinción y reproducción de las élites económicas, revisando el entra- mado de relaciones sociales, familiares y religiosas existente en este segmento (Zeitlin y Ratcliff 1988; Stabili 2003; Thumala 2007; Mönckeberg 2003; Núñez y Gutiérrez 2004). 3 Si hacia la década de 1970 los trabajadores eran el principal grupo de vanguardia que podía liderar algún cambio social en Chile –organizados en función de los espacios políticos otorgados por el Estado–, desde la década de 1980 los empresarios han tomado ese rol transformador. 13 ReaRticulación de gRupos económicos y Renovación ideológica del empResaRiado en chile... Finalmente, otros estudios se han concentrado en los procesos políticos y sociales re- cientes y han estudiado su impacto en la clase empresarial (Arriagada 2004; Huneeus 2001; PNUD 2004; Correa 2004; Gárate 2012; Mayol 2012). Este ensayo revisa los aportes de esta literatura con el propósito de abordar las trans- formaciones de la élite económica en Chile y su contexto político entre 1975 y 2010. En- trega un panorama sobre los principales consorcios empresariales y describe algunas singularidades de la cultura de negocios chilena. Indaga en los puntos de inflexión de los procesos sociopolíticos recientes, explorando los grupos que se fortalecieron y los que se debilitaron en este período. Constata la emergencia del empresariado como actor protagónico, y reflexiona sobre cómo el éxito económico del país y la ofensiva ideológica de los gremios empresariales entregaron un nuevo estatus político a la élite emergente. Discute finalmente el rol de los “circuitos culturales del capitalismo” en la promoción del sector privado y la defensa del modelo de mercado. Este ensayo utiliza material reco- lectado en 60 entrevistas realizadas en 2008 y 2009 con agentes de la élite económica, como empresarios, consultores de empresas, periodistas económicos y académicos de los negocios. El texto se estructura en cuatro partes. Primero, explora los principales cambios en los grupos económicos en este período, e indaga sobre factores políticos determinantes en la emergencia de nuevos conglomerados. Segundo, expone algunas singularidades de la cultura de negocios y prácticas laborales de empresariado. Tercero, describe el rol de los circuitos culturales del capitalismo en la promoción de los valores empresariales, reflexionando sobre el impacto de ese discurso en la visión naturalizada que las élites tienen del mercado. El artículo cierra reflexionando sobre la paradoja actual que expe- rimenta el sector privado: la conquista política que significó la elección del empresario Sebastián Piñera como presidente, en vez de fortalecer a los empresarios, parece estar debilitándolos. II. Rearticulación de grupos económicos en contexto de reforma del capitalismo chileno La reforma agraria y estatización de empresas durante el gobierno de Allende (1970- 1973), la privatización de empresas públicas y creación de nuevos mercados privados por las reformas neoliberales de Pinochet (1973-1990), y la consolidación del “modelo chileno” (Muñoz Goma 2007) de capitalismo jerárquico pro negocios durante los gobier- 14 tomás undurraga nos de la Concertación (1990-2010), implicaron la emergencia de grupos económicos y cambios en la propiedad de las empresas. Durante este período, la clase empresarial sufre transformaciones tanto en su composición interna como en su participación en la política económica y en el debate ideológico (Montero 1993). La élite económica se amplió (Tironi 1999), se fusionó con y en parte remplazó a las élites tradicionales (Gárate 2012). Una nueva clase empresarial surgió al alero del régimen militar. Funcionarios y grupos económicos vinculados con la dictadura se beneficiaron de las privatizaciones (Mönckeberg 2001; Cámara de Diputados de Chile 2005; Huneeus 2001). La posición de privilegio en los nuevos mercados de servicios privados de pensiones, salud, energía, telecomunicaciones o educación superior, entre otros, habría facilitado su desarrollo y expansión posteriores. La concentración de la propiedad es un rasgo histórico del capitalismo chileno. Si bien el tipo de capitalismo liberal (Tironi 2006) desarrollado desde la década de 1980 cambió los modos de acumulación y vio emerger nuevas fortunas, el protagonismo de los grupos económicos ha sido una constante en la historia de Chile. Medio siglo atrás, Lagos (1962) alertaba que la configuración del capital estaba concentrada en el latifundio, los bancos y la industria4. Los principales conglomerados se formaban alrededor de la banca y tenían una enorme influencia en el régimen jurídico-institucional del país. Como las grandes uni- dades de producción estaban en manos privadas, Lagos (1962) concluía que el defecto del sistema capitalista era que las ventajas y utilidades obtenidas benefician solo a unos pocos grupos, aumentando su poder económico. Dos décadas después, Dahse (1979) construyó “el mapa de la extrema riqueza de Chile”, el cual daba cuenta de importantes cambios en la propiedad, pero no en la concentración de la riqueza. La estatización de bancos y empresas durante el gobierno de Allende, la posterior devolución durante el régimen militar y la primera ola de privatizaciones (1974- 1978) afectaron la composición de los grupos económicos. En 1979, el 53% de los bienes de las 250 mayores empresas privadas era controlado por cinco grupos económicos, que junto a otros cuatro grupos manejaban el 82% de los activos, el 60% de los créditos banca- rios y el 64% de los préstamos dados por instituciones financieras. La posesión de bancos seguía siendo un elemento central de los principales grupos económicos5. 4 Lagos (1962) constataba que el 4,2% de las sociedades anónimas nacionales controlaba el 60,6% de los capitales invertidos en los sectores de agricultura, minería e industria. 5 Los grupos más importantes a la fecha en términos patrimoniales eran (millones de US$): 1. Cruzat-Larraín (1.000); 2. BHC (520), 3. Matte (360); 4. Angelini (140); 5. Edwards (74); 6. Luksic (150) (Dahse 1979; Gárate 2012). 15 ReaRticulación de gRupos económicos y Renovación ideológica del empResaRiado en chile... Transcurrida otra década, Rozas y Marín (1989) actualizaron el “mapa de la extrema ri- queza 10 años después”. Los autores constataron cómo las políticas monetarias de la dictadura, el colapso del sistema financiero en 1982 y la “segunda ola de privatizaciones” (1985-1988) implicaron grandes transformaciones en los grupos económicos. La reorga- nización de la banca, la emergencia de conglomerados beneficiados con las privatizacio- nes y la entrada de grupos económicos multinacionales habrían generado una desnacio- nalización de la economía chilena (Rozas y Marín 1989). Sin embargo, la concentración del capital se mantenía.6 Montero (1996) distingue la fisonomía de los grupos económicos a la fecha entre los conglomerados tradicionales –Angelini, Luksic y Matte, Cruzat-Larraín– y aquellos que surgen a raíz de las privatizaciones. Entre estos últimos estarían los tecnoburocráticos y los grupos emergentes. Los tecnoburocráticos destacan por ser grupos completamen- te nuevos, cuyo poder descansa en pocos ejecutivos con un knowhow específico, que fueron funcionarios públicos del régimen militar –en empresas públicas o ministerios– y luego tomaron control de las empresas del Estado que privatizaron7. Los grupos emer- gentes son conglomerados de menor envergadura compuestos por inversiones familia- res o en torno a una empresa o persona, que también se expandieron desde mediados de la década de 19808. En una línea similar, Fazio (1997, 2000, 2005) vuelve a revisar la composición de los grupos económicos durante las décadas de 1990 y 2000, constatando como presencia mayorita- ria la de capitales internacionales asociados a grupos locales. En 1997, los cinco mayores grupos económicos chilenos eran Angelini, Luksic, Matte, Yuraszeck –Holding Enersis– y Grupo Said9. Los inversionistas españoles se transformaron en un actor preponderante desde la década de 1990. En el nuevo panorama de internacionalización destacan tam- bién las inversiones de grupos chilenos en América Latina –Perú, Argentina y Brasil es- 6 Según Olave (1997), en 1987 solo siete grupos económicos controlaban el 75% de las 300 principales socie- dades anónimas, concentrando el grueso de la fuerza exportadora del país. 7 Entre estos grupos están los controladores de Enersis, Endesa, Soquimich, CAP y Banco de Chile, entre otros. 8 Aquí se encontrarían grupos como Errázuriz, Said, Bonfill, Saieh, Del Río, Gilisasti, Sigdo Koppers, Pathfin- der, Carozzi, Paulmann, Pizarreño, Cueto-Piñera, CCT, Penta, Enagas, Ripley, Falabella, Hurtado-Vicuña, Fernández-Larraín o Ricardo Claro, entre otros (Montero 1996). 9 Los grupos medianos de capitales nacionales hacia 1996 destacados por Fazio son: Holding Chilquinta, Soquimich, Grupo CAP, Grupo Briones (cemento), Falabella y Almacenes Paris, Banco de Chile, Inversiones Pathfinder, Grupo Sigdo Koppers, ECSA, Grupo Ricardo Claro y los Grupos de las familias Ibáñez y Saieh. 16 tomás undurraga pecialmente– en sectores como energía, forestal o comercio-retail (Benítez 1991). Por último, para el primer lustro del siglo XXI, Fazio (2005) constata que las principales mo- dificaciones en el mapa de la extrema riqueza fueron originadas por fusiones, tomas de control y movimientos de capitales entre consorcios nacionales. Los principales grupos económicos internos continuaron siendo los mismos (Luksic, Angelini, Matte), pero se produce un crecimiento de actores provenientes de los sectores comercio-retail, servi- cios y financiero, como los grupos Solari, Paulmann, Ibáñez, Saieh y Piñera. En la revisión más reciente, Lefort (2010) constata que la mayoría de los grupos empresa- riales en Chile son relativamente jóvenes y están dirigidos por la segunda o tercera gene- ración de familias fundadoras, aunque en algunos casos el control ha pasado a equipos de ejecutivos y empresas extranjeras. Los grupos chilenos muestran alta concentración de propiedad, están controlados por estructuras piramidales y directorios vinculados por redes sociales y familiares. Aunque la gestión se ha profesionalizado, las decisiones estratégicas las siguen tomando las familias controladoras. Lefort (2010) recuerda que si bien las compañías chilenas hoy son principalmente privadas, en su mayoría fueron crea- das por el Estado chileno y su esfuerzo industrializador a través de la Corfo desde 1939. No es el caso, sin embargo, del retail y la distribución de productos comerciales que son los sectores más destacados en la última expansión de los grupos chilenos. Para conectar estos cambios en la propiedad de las empresas con los procesos sociopo- líticos del período, Arriagada (2004) destaca cuatro eventos históricos que implicaron destrucción y reconstrucción de capital, y que explicarían la forma del actual empresaria- do. Primero, la reforma agraria, agilizada desde 1967, ampliada durante el gobierno de Allende, y la posterior “contrarreforma agraria” de los militares –que habría generado una nueva clase empresarial del agro sobre la base de quienes adquirieron tierras al Esta- do–. Segundo, la estatización de bancos y grandes empresas comerciales e industriales entre 1970-1973, la posterior devolución a privados y la “primera ola de privatizaciones” durante el régimen militar entre 1974 y 197810. Estas privatizaciones –y las que vendrían– estuvieron marcadas por discrecionalidad, nulos mecanismos de control y falta de trans- parencia, facilitando la concentración de capital durante el régimen militar. Tercero, 10 La Junta Militar devolvió a sus antiguos propietarios o “normalizó” las empresas estatizadas durante el gobierno de Allende, especialmente las cerca de 300 empresas “intervenidas” y cuya propiedad aún no se había transferido legalmente al Estado. En la “primera ola” de privatizaciones, luego, otro grupo de alrededor de 200 empresas del Estado –sectores industrial, financiero y comercial– pasaron a capitales privados (Stallings 2001; Larraín y Vergara 2000; Gárate 2012). 17 ReaRticulación de gRupos económicos y Renovación ideológica del empResaRiado en chile... los cambios en la propiedad que generó la política de desregulación de los “Chicago Boys”. El “funcionamiento del mercado” habría favorecido a los grandes grupos que tenían bancos, pues accedían a los mercados financieros internacionales a tasas bajas y prestaban a empresas locales a tasas convenientemente altas (Arriagada 2004). Luego, varias fortunas acumuladas en esos años colapsaron con la crisis financiera de 1982, y llevaron al Estado a realizar la mayor intervención bancaria en la historia de Chile –21 bancos intervenidos (Barandiarán y Hernández 1999)–, produciendo otro gran cambio de propiedad en las empresas. Esta crisis agudizó la desarticulación y rearticulación del tejido productivo iniciado años antes (Montero 1996). Cuarto, la “segunda ola de priva- tizaciones” (1985-1988), en que se privatizaron los bancos intervenidos durante la crisis de 1982, sus empresas asociadas –el “área rara”11– y una veintena de empresas públicas corfo de propiedad histórica del Estado, como telecomunicaciones, energía y transporte aéreo, entre otras12. La Constitución de 1980, además, permitió la creación de nuevos mercados privados en torno a pensiones AFP, aseguradoras de salud –Isapres (Ossandón 2009)– y educación superior, entre otros, que fortalecieron nuevos grupos económicos ligados al régimen militar. Para participar en las privatizaciones era necesario contar con un enorme poder de compra, que por la crisis financiera de 1982-1983 el sector privado chileno no poseía. La asociación con capitales internacionales (Rozas y Marín 1989) y la autorización en 1986 a las AFP para adquirir acciones de dichas empresas, permitió a los conglomerados nacionales ser actores protagónicos de las privatizaciones. Las AFP se convirtieron así en uno de los mayores accionistas de las empresas públicas privatizadas (Gárate 2012). 11 El “área rara” lo constituyeron 43 empresas que fueron reprivatizadas, incluyendo los dos mayores bancos del país (el Banco de Chile y el Banco de Santiago), las AFP Provida y Santa María; y las empresas relaciona- das con los bancos como la Compañía de Petróleos de Chile (Copec), Forestal Arauco y la Industria Forestal S.A. (Hachette 2000; Cámara de Diputados de Chile 2005; Gárate 2012). 12 Durante la segunda mitad de la década de 1980 se vendieron 27 empresas Corfo –históricamente de propiedad pública–, 18 completas y 9 parcialmente. Las principales fueron de telecomunicaciones (CTC y Entel), generación de energía (Endesa), acero (CAP) y transporte aéreo (LAN-Chile), distribución de electricidad (Endesa y Chilectra), siderurgia (CAP), petroquímica y minería no metálica (Soquimich), y pro- ducción azucarera (Iansa). Bajo la propiedad del Estado solo quedaron Codelco –cobre–, ENAP (petróleo) y el Banco del Estado (Marcel 1989). Gárate (2012) destaca que las empresas públicas se encontraban en buen pie cuando fueron privatizadas, lo que refuerza la idea de una privatización con intereses políticos e ideológicos, por sobre criterios técnicos de eficiencia. El valor en que fueron vendidos también ha sido cuestionado (Marcel 1989), aunque nunca se ha llevado a cabo un juicio legal a este proceso. La estricta defensa de las privatizaciones por parte de militares y empresarios durante la “transición pactada” a la de- mocracia de la década de 1990 inhibió la posibilidad de escrutar el proceso. La indagación más sistemática, tal vez, fue realizada por una comisión formada en la Cámara de Diputados en 2005 (ver Informe Oficial de la Comisión Privatizaciones: ). 18 tomás undurraga Tres sectores habrían sido los grandes beneficiados de la “segunda ola de privatizacio- nes” (1985-1988), según Arriagada (2004). Primero, tecnócratas del régimen militar que idearon mecanismos para quedarse con las empresas que estaban encargadas de privati- zar (Mönckeberg 2001; Marcel 1989) –e.g., los grupos tecnoburocráticos según Montero (1993)–. Segundo, aquellos grupos económicos que habían hecho menos compras en la primera ola de privatizaciones y que en el momento de la crisis financiera de 1982 dispo- nían de liquidez –como Angelini–. Tercero, inversionistas extranjeros que participaron en las privatizaciones asociadas con grupos locales (Fazio 1997). La presencia de una veinte- na de corporaciones multinacionales hacia finales de la década de 1980 era para Rozas y Marín (1989) señal de una desnacionalización de la economía chilena. A los cuatro eventos descritos por Arriagada (2004), agregaría dos fenómenos que han delineado la fisonomía de los grupos económicos en los últimos veinte años. Primero, la profundización del capitalismo chileno durante los gobiernos de la Concertación (Muñoz Goma 2007; Tironi 2006). Desde 1990 se completaron las privatizaciones de empresas que habían sido parcialmente privatizadas con Pinochet, se ampliaron los tratados de libre comercio, incrementando la internacionalización de la economía chilena13, y se cons- tituyeron nuevos mercados a través de concesiones de obras públicas, como carreteras, sanitarias y puertos. Esta ampliación vio sumar a capitales internacionales, principalmen- te españoles, como actores relevantes en las élites locales (Bucheli y Salvaj 2010), espe- cialmente en sectores como telecomunicaciones, energía y banca. Este período además vio florecer a grupos económicos chilenos en nuevos sectores como el comercio-retail (Falabella, Cencosud, D&S) cuya expansión no ha sido solo a nivel local sino también regional –Argentina, Perú–, así como la industria del salmón, forestal y otras basadas en extracción de recursos naturales. Segundo, la creciente formación de oligopolios en varios sectores de la economía como farmacias, grandes tiendas comerciales, bancos o supermercados, especialmente des- de la década de 2000 (Lamarca 2009). La fusión de conglomerados locales –y algunos internacionales– en el control de grandes empresas está marcada, paradójicamente, 13 Desde la década de 1990 Chile ha firmado acuerdos de libre comercio internacional con una treintena de países. Actualmente cuenta con tratados de libre comercio con Australia, Panamá, Japón, Estados Unidos, Corea del Sur, China, Canadá, México, Centroamérica y la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC: Is- landia, Liechtenstein, Noruega y Suiza). Además cuenta con acuerdos de asociación con la Unión Europea y el P4 (Nueva Zelanda, Singapur, Brunéi y Chile) y acuerdos de complementación con Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y el Mercosur. . 19 ReaRticulación de gRupos económicos y Renovación ideológica del empResaRiado en chile... por la diversificación de las inversiones de los grupos económicos en distintos rubros. Estas fusiones, traspasos de propiedad y toma de control de empresas, si bien no han estado ausentes de polémicas y tensiones14, habrían reforzado la posición dominante de los principales conglomerados locales. El panorama se caracteriza entonces por la diversificación (los grupos tendrían propiedad en distintos rubros), una mayor movilidad en la propiedad (ventas, fusiones y tomas de control) y también mayor movilidad entre ejecutivos. Los principales grupos económicos por década son: 1980 1990 2000 Previamente a la crisis de 1982 Tradicionales históricos: Matte, Angelini, Luksic, Cruzat- Larraín, Edwards, B.H.C. (Vial). Emergentes: yarur Banna, yarur Lolas, Hochschild, Sumar, Said, Briones, Puig, Galmez, Lepe, Pi- quer y Lehman, Abalos y Gonzá- lez, Mustakis, Schiess, Andina, Sáenz, Banco de Concepción , Me- néndez Prendez, Hirmas, Yarur Asfura, Stein Morig, Ibáñez Ojeda, Furman, Pico Cañas, Tattersall, Ar- dizzoni, Arancibia, Marín Acuña, Comandari, Camelio, Sahli-Tassa- ra, Pollak (Dahse 1979). Grupos extranjeros: carter Holt Harvey; Schmidheiny; Bin Mahfouz; Eternit; Shell; B.A.T.; Swedish Match; Fletcher Challenge; Nestlé; Cemento Melón; Paulaner; Dairy Board; Cinco principales: Angelini, Luksic, Matte, Yuraszeck – Hol- ding Enersis, Grupo Said (Fazio 1997). Grupos medianos: Holding Chilquinta, Soquimich, Grupo CAP, Grupo Briones (cemento), falabella y Almacenes Paris, Banco de Chile, Inversiones Pathfinder, Grupo Sigdo Koppers, ECSA, Grupo Ricardo Claro; Grupo Ibáñez; Grupo Saieh (Fazio 1997). 25 grupos principales según SVS + El Mercurio, diciembre de 2007 (Lefort 2010) Angelini, Endesa, Luksic, Paul- mann, Solari-Cuneo-Del Río, Claro, Matte, Santander Chile, Ibáñez, Marín-Del Real, Sigdo Koppers, Calderón, CAP (de Andraca), Said, Penta, CTC, SQM, Urenda, Saieh, Fernán- dez León, Larraín-Vial, Aguas Andinas, Yarur, Hurtado Vicu- ña, iansa, chilean Seo. 14 Por ejemplo, el intento fallido de fusión entre Falabella, cadena de comercio detallista, y D&S, el principal conglomerado de supermercados, en 2007, estuvo marcado por la violación de las reglas de confidenciali- dad. Miembros del Directorio de D&S dieron información privilegiada a amigos y familiares que compraron enormes paquetes accionarios justo antes de que la fusión fuera anunciada. Posteriormente, la megaope- ración terminó sin realizarse. Más información sobre el caso en Informe global de la corrupción 2009, trans- parencia Internacional. . 20 tomás undurraga 1980 1990 2000 Bond; Exxon; Citicorp; Bankers Trust; Aetna; American Inter- national Group; Rothschild; Security Pacific; Chicago Con- tinental; Banesto; Bansander; Real (Rozas y Marín 1989). En suma, las élites económicas vivieron una rearticulación significativa desde la década de 1970. Nuevos conglomerados surgieron al alero del régimen militar, especialmente en nuevos mercados de servicios privatizados. Aunque los capitales extranjeros han inverti- do en diferentes sectores, los grupos locales han mantenido la administración de las em- presas. Y si bien estos conglomerados habrían diversificado su presencia en diferentes rubros, la formación de oligopolios tendería a la concentración del capital. III. Gestión privada, defensa del modelo y discurso país: ejes de la retórica empresarial en democracia Los empresarios en Chile se encuentran en una situación privilegiada. Cuentan con una densa red de contactos en distintas esferas sociales (política, militar, eclesiástica, uni- versitaria y medios de comunicación) una institucionalidad que resguarda la expansión de los negocios (amparada en la Constitución de 1980 impuesta por Pinochet), y fuer- tes patronales empresariales que defienden sus intereses. Desde la década de 1990 los empresarios consolidaron una posición protagónica en un país obsesionado con el cre- cimiento económico (Tironi 1999), constituyéndose en figura emblemática “de la triun- fante economía de mercado” (Montero 1993: 38). En contraste, los sindicatos son débi- les, tienen baja capacidad de convocatoria y escasa visibilidad. El modelo de relaciones laborales chileno está hecho a la medida de los intereses empresariales. Los trabajadores no tienen poder de organización sectorial para disputar el reparto de utilidades. Las ne- gociaciones están reducidas por ley al espacio de la empresa, contraviniendo las normas internacionales en materia de huelga. La clase empresarial chilena, si bien está compuesta por intereses heterogéneos y agen- das diversas, se caracteriza por su cohesión interna y por compartir una visión, marcada por un liberalismo monetario y un conservadurismo moral (Mönckeberg 2003; Correa 2004; Thumala 2007; Gárate 2012). Según Tironi (1999), el pensamiento económico neoli- 21 ReaRticulación de gRupos económicos y Renovación ideológica del empResaRiado en chile... beral operaría como una ideología que puede responder a todas las preguntas para este sector. Durante los gobiernos de la Concertación (1990-2010), los representantes em- presariales presentaron una desconfianza general hacia el Estado y la política (Arriagada 2004). En general, consideran que la principal política social es el crecimiento económi- co, y la gran privatización pendiente es la gestión del Estado. La elección del empresario Sebastián Piñera como presidente encarnó el sueño de modernizar el gobierno para el sector corporativo. El empresariado chileno tiene una marcada posición política de derecha. Los Chicago Boys y el régimen de Pinochet son considerados actores fundantes del Chile actual, y los empresarios protagonistas de la modernización del país (Lamarca 2009). Muchos repre- sentantes gremiales tuvieron responsabilidades en el régimen militar, por lo que Arriaga- da (2004) sostiene que se trata de la élite económica más ideologizada del continente. Para estos, los temas que van en contra de su agenda –como regulaciones laborales, sindicalismo o negociación colectiva– se opondrían a los intereses del país, y pondrían en riesgo el orden y la estabilidad (Ljubetic 2008). Su ideal económico son mínimas regu- laciones que limiten el emprendimiento. Su visión del mundo del trabajo aún manifiesta retazos de las trincheras opuestas que empresarios y trabajadores ocuparon durante la dictadura (Ljubetic 2008)15. El vínculo entre militares, partidos de derecha y grandes gremios empresariales es a lo que Cortés Terzi (1997) se refería como el “circuito ex- trainstitucional del poder”, una red informal de influencia del sector económico sobre los actores políticos, reforzada por la propiedad de los medios de comunicación. Este circuito tuvo especial presencia durante las controversias respecto a las privatizaciones y el régimen militar durante la década de 1990. Así, los gremios empresariales se transfor- maron en puntal de referencia de la “defensa del modelo económico”, ejerciendo amplia influencia para resguardar la legislación e intereses de las empresas. Las patronales, alta- mente ideologizadas, operaban como bloque para mantener la “soberanía empresarial” y mantener cerrados “los pilares conceptuales del sistema” (Campero 2003). Este empresariado de raíces pinochetistas ciertamente se ha modernizado en años recientes, aunque pareciera mantener viejas convicciones. Entre las razones de cambio estarían, primero, la natural renovación generacional, que ha sumado nuevos ejecuti- 15 Esta visión suele manifestarse por ejemplo en los procesos de reclutamiento de ejecutivos. En las grandes empresas chilenas es bien visto que los ejecutivos tengan “mano dura”. Las empresas valoran que los postulantes tengan conciencia social, pero sobre todo que muestren compromiso irrestricto con la renta- bilidad de la empresa y puedan hacer despidos si es necesario. 22 tomás undurraga vos cuya trayectoria está menos marcada por las divisiones políticas de la dictadura, y más por carreras técnicas como gerentes de empresas. Segundo, la reputación de Pinochet pasó a ser cada vez más indefendible. La conciencia pública sobre crímenes y violación de los derechos humanos se amplió tras su detención en Londres en 1998, y el descubrimiento de cuentas bancarias con nombres falsos en los Estados Unidos con más de US$ 25 millones del fisco, en 2002, pulverizó su reputación. El mito del general “duro pero honesto” se desvaneció. Su fallecimiento en 2006 facilitó que el empre- sariado se desmarcara aún más del general. Tercero, los gremios empresariales com- prendieron que una asociación política tan marcada no facilitaba sus relaciones con el gobierno ni el alcance de sus intereses. Ex ministros de la Concertación fueron cre- cientemente invitados como miembros de directorios de empresas, y algunos incluso se convirtieron en sus portavoces16. Los representantes de los gremios empresariales –CPC, Sofofa– pasaron a estar más alineados con el centro político, y finalmente aca- baron eligiendo a un empresario con vínculos concertacionistas como representante17. Los empresarios han intentado neutralizar su posición política. Por último, la defensa del “modelo económico” y los principios ideológicos que agrupan a los empresarios, gozan de cierto consenso entre las élites políticas y los servidores públicos. Pareciera entonces que el empresariado ya no necesita ser el garante del modelo, como lo era en la década de 1990, pues las “leyes del mercado” se habrían naturalizado entre las tecnocracias político-económicas. La élite empresarial que emerge desde la década de 1980 se caracteriza también por una revolución gerencial. Los empresarios profesionalizaron su gestión. Una nueva clase de ejecutivos con credenciales académicas pasó a administrar las grandes empresas18. Los 16 Bucheli y Salvaj (2010) estudiaron el uso de directores de empresas relacionados con la coalición política de gobierno como estrategia comercial de industrias altamente reguladas. Encontraron que los nuevos grupos económicos internacionales, en particular las multinacionales españolas, buscarían directorios po- líticamente variados para tener una relación más fluida con los reguladores. Las empresas tradicionales chilenas, en cambio, no utilizaron esta estrategia durante los gobiernos de la Concertación. 17 La presidencia de la Sofofa y CPC de Juan Claro en 2003 representó una mejora en las relaciones con el gobierno de Lagos, concretada en una “agenda modernizadora” del sector. Al contrario, sus anteceso- res –José Antonio Guzmán, Walter Riesco y Fernando Ariztía en la CPC o Felipe Lamarca en la Sofofa– se caracterizaron por un carácter confrontacional y defensa del régimen. De 2008 a 2010 el presidente de la CPC fue Rafael Guilisasti, del Grupo Concha y Toro, ex miembro del MAPU, movimiento conectado a los orígenes de la Concertación. 18 Esta profesionalización de los managers o administradores es una tendencia visible en las grandes y media- nas empresas, pero no es una realidad extendida en las pymes, donde la formación académica es menos frecuente (Dirección del Trabajo Gobierno de Chile. ). 23 ReaRticulación de gRupos económicos y Renovación ideológica del empResaRiado en chile... cuadros administrativos han homogeneizado su formación, privilegiando a los ingenie- ros comerciales o civiles con MBA o postgrados de administración. Por ejemplo, un estu- dio sobre la educación de los líderes corporativos de Seminarium (2003) constataba que más del 70% de los gerentes y empresarios de las principales empresas son ingenieros civiles o comerciales. Esta “ruta lógica” en la formación de los ejecutivos tendría impacto en las percepciones de mundo y el carácter ideológico con que entienden los mercados. Para muchos de ellos, los mercados serían vistos, por un lado, como una visión ideal de actores racionales, pero a la vez como algo empírico que funciona permanentemente19. Los saberes de economía y gestión gozan de especial reputación en este circuito. Los managers chilenos resaltan además por tener una visión economicista y un tipo de “management duro” orientado a la métrica, el control y la eficiencia20. La fascinación por la técnica, el valor que se otorga a las ciencias económicas y el encandilamiento con el management del empresariado están vinculados a los predicamentos de los Chicago Boys y la experiencia del régimen militar. La prohibición de los partidos políticos, el des- prestigio de la política como politiquería y la represión de los sindicatos significó no solo un desarme de la trama social, sino también un refuerzo cultural del carácter técnico (Montero 1993). La validez “científica” y la “neutralidad” de las ciencias económicas in- crementaron su valor en dictadura (Valdés 1995), y la tecnocracia de los economistas de Chicago constituía un seguro táctico para el régimen militar contra el posible retorno de la política y los políticos (Gárate 2012). Desde finales de la década de 1980, el discurso económico liberal adquirió un estatuto particular en Chile, ampliando el reconocimiento de los economistas como profesión (Montero 1993). Los nuevos grupos económicos que se beneficiaron con las privatizaciones, además, provenían del mismo entorno del régi- men militar, constituido por administradores y economistas de corte neoliberal, instalan- 19 Como comenta Ossandón (2010) en , la formación de economis- tas y empresarios al estilo de la Universidad de Chicago y la Pontificia Universidad Católica de Chile “es un complejo sistema moral que combina una visión de actores racionales con una comprensión de los merca- dos como algo que es al mismo tiempo empírico (algo que funciona todo el tiempo), pero también ideal, como una forma más eficiente, y en cierto sentido más justa, de institución social”. Los mercados serían vistos como formas de solucionar tanto problemas sociales tradicionales (pensiones) como emergentes (crisis ambiental). Para entender esta mirada desde dentro, ver La Escuela de Chicago: una mirada histórica a 50 años del convenio Chicago/Universidad Católica. Ensayos en honor a Arnold C. Harberger, editado por Rosende (2007). 20 La obsesión de los ejecutivos chilenos por las herramientas de gestión cuantificables es sobresaliente. Por ejemplo, Ramos (2012) constata la forma como la planificación estratégica, el benchmarking, la calidad total o la reingeniería han sido apropiadas en las grandes empresas, generando una gubernamentalidad particular, marcada por el control, la eficiencia y una gestión más compleja. 24 tomás undurraga do sus criterios de gestión21. Como destaca Callon (1998; Caliskan y Callon 2009, 2010), las ciencias económicas no solo describen o legitiman ciertas realidades, sino también contribuyen a modelar y coordinar ciertas prácticas y decisiones. La constitución de los mercados privados emergentes de las privatizaciones está marcada fuertemente por las visiones de los economistas liberales22. La credibilidad en los economistas no solo ganó espacio entre los empresarios, sino también en la política (Montecinos 1997). El empresariado chileno resalta además por una recargada retórica de compromiso con el país. Su discurso de generadores de empleo y progreso refleja su anhelo de mantener su posición protagónica. En palabras de la directora de uno de los principales medios económicos: “Los empresarios sienten un sentido de responsabilidad con el país. Si bien tienen negocios en el extranjero, se enorgullecen de vivir en Chile. Suelen distinguirse de sus pares peruanos o argentinos, que viven en el exterior y administran sus negocios a distancia. Tienen una opinión política marcada y juegan un papel importante, papel que quieren seguir ejerciendo” (entrevista, enero de 2009). En las narrativas que Thumala (2007) recogió de los empresarios destaca la conciencia que estos tienen de sus niveles de conocimiento en sus áreas de trabajo. Pero también resalta la pretensión de tener un comportamiento ético impecable o un mejoramiento moral constante. “Estos hombres quieren ser identificados con los ideales de superio- ridad profesional y ética, y con la justificación de un ‘gobierno de los mejores’” (2007: 97)23. La comunidad empresarial proclama una institucionalidad estable y un ambiente de negocios honestos. Declara no pagar coimas ni tener prácticas de corrupción. Si bien el entorno empresarial chileno es reconocido desde el establishment financiero inter- nacional por su estabilidad y legalidad, el hecho de ser una élite pequeña, de estrechos vínculos familiares y políticos, daría lugar a potenciales conflictos de intereses (Tironi 21 Alvaro Saieh y Jorge Selume, por ejemplo, ambos exitosos empresarios en las décadas de 1990 y 2000, fueron directores de la facultad de economía de la Universidad de Chile en la década de 1980. Saieh, en particular, ha logrado construir una de las principales fortunas del país, con presencia en diversos rubros: medios de comunicación, bancos y supermercados, entre otros (Mönckeberg 2009). 22 Ossandón (2009), por ejemplo, estudió la creación del seguro de salud privado en Chile (Isapres), y mos- tró cómo el conocimiento económico ha sido un agente activo en la producción de nuevos mercados, abriendo un nuevo espacio de poder técnico y económico. La forma como conocimientos económicos y negocios se combinaron influyó en la formación de las Isapres durante las reformas sociales de principios de la década de 1980, así como en las múltiples reformas durante los gobiernos de la Concertación. 23 Sorprende constatar como Thumala (2007) captura con antelación el que será justamente uno de los esló- ganes del gobierno de Piñera (2010), “el gobierno de los mejores”, especialmente para justificar la elección “técnica” –y no política– de sus ministros y colaboradores. 25 ReaRticulación de gRupos económicos y Renovación ideológica del empResaRiado en chile... 1999). La cultura empresarial local está basada en redes informales que combinan rela- ciones afectivas con vínculos instrumentales; redes de parientes, compañeros de colegio o universidad condicionan la forma de hacer negocios (Thumala 2007). Diversas contro- versias de conflictos de interés, colusión para la fijación de precios, uso de información privilegiada o falta de transparencia en negocios se han manifestado en años recientes, y darían indicios de esta sospecha24. Si bien el entorno de negocios chilenos funciona de manera estable y segura, el discurso purista de los empresarios pareciera no correspon- der con la realidad. La endogamia de las élites económicas genera espacios de opacidad en los negocios. Por último, autores como Arriagada (2004) o Ljubetic (2008) sugieren que los empresa- rios tienen una concepción apologética de sí mismos, y que se perciben con una cierta superioridad respecto a otros actores sociales. En la misma línea, Tironi (1999) criticaba a los empresarios chilenos por tener una visión elitista, poco sensible a las demandas del entorno y a los consumidores masivos. Una década después, el mismo Tironi (2012) piensa que el empresariado ha modernizado sus prácticas y las empresas han aprendido a responder a las demandas sociales y ambientales, aunque esta adaptación no habría sido acompañada de una renovación del relato empresarial. En esta visión, el problema sería que el discurso empresarial sigue anclado al pasado, donde regulación y política son enemigos del sector privado. Un análisis de la evolución de las justificaciones (Boltanski y Thevenot 2006 [1991]) de los empresarios chilenos en las últimas décadas, y un contraste con sus prácticas, es un campo de estudio que permitiría dimensionar la penetración del discurso neoliberal, sus acomodaciones y la coherencia con su actuar. 24 Por ejemplo, en 1997 la venta de la multinacional eléctrica Enersis a la española Endesa estuvo marcada por el caso “Chispas”. Un grupo de ejecutivos de Enersis –liderados por Yuraseck– tenía un acuerdo pri- vado con los españoles por unas acciones preferentes por las cuales se pagó un precio doscientas veces superior al resto de los accionistas (Tironi 1999). Otro escándalo público sucedió en julio de 2006, cuando el empresario Sebastián Piñera, accionista de LAN, contando con información privilegiada, no se abstuvo de comprar 3 millones de acciones inmediatamente después de que la junta de accionistas aprobara las declaraciones financieras. En estas se indicaba un aumento de ganancias de LAN de 31% semestral. Cuan- do los estados financieros se hicieron públicos, las acciones subieron, dejando a Piñera con US$ 700.000 extraordinarios en una operación de un día. En 2008, además, las tres mayores cadenas de farmacias –que cubren mas del 90% del mercado farmacéutico– fueron descubiertas por la colusión de aumento de pre- cios sostenido en más de dos centenares de medicamentos. Las crecientes demandas por transparencia y el perfeccionamiento de las instancias fiscalizadoras han hecho más evidentes en años recientes las con- troversias en los negocios. Más información en Informe global de la corrupción 2009, transparencia inter- nacional. . 26 tomás undurraga IV. La renovación del ethos empresarial y la ofensiva ideológica de los gremios El rearme de los privados no solo responde a las condiciones favorables para los nego- cios que brindaron las reformas neoliberales, sino también a la renovación ideológica del empresariado local. La “gran transformación” (a la Polanyi) comenzó en 1975, cuando los Chicago Boys –un grupo de economistas jóvenes de la Universidad Católica educados en el monetarismo de Harberger y Friedman en la Universidad de Chicago– entraron a minis- terios claves del régimen de Pinochet e implementaron un programa radical de liberaliza- ción económica que iba en contra de la cultura corporativa del ejército y del empresariado (Valdés 1995). Los Chicago Boys redujeron los aranceles de intercambio, implementaron la primera ola de privatizaciones (1975-1978) y desregularon el mercado del trabajo, entre otras medidas de “ordenamiento”, transformando profundamente las relaciones entre empresas, Estado y mercado. El programa económico esbozado en El Ladrillo (Centro de Estudios Públicos 1992 [1973]) por los Chicago Boys sirvió no solo como guía práctica para implementar las reformas, sino también como dispositivo ideológico para reeducar y unifi- car a los empresarios25. Pero esta no fue una transformación fácil. La unidad sin preceden- tes que se dio entre los gremios antes del golpe no tardó en fracturarse frente a la política de shock de 1975 (Montero 1997). Si bien los empresarios apoyaron el golpe de Estado, las políticas de los Chicago Boys fueron resistidas por pequeños y medianos industriales, que acostumbrados a un capitalismo protegido por el Estado se vieron obligados a competir. La liberalización del comercio y apertura económica impulsada por el régimen, cual des- trucción creativa a la Schumpeter (1994 [1942]), produjo la quiebra de muchas empresas y la crisis financiera de 1982, generando resistencias al monetarismo de los Chicago Boys. La quiebra de empresas y el colapso de la banca llevó a los líderes empresariales a reactivar las asociaciones gremiales y agruparse tras la Confederación de la Producción y el Comer- cio26, con el propósito de ejercer presión sobre el régimen de Pinochet y forjar consensos 25 Las ideas del Ladrillo pueden resumirse en cuatro principios: (i) el mercado como principal asignador de recursos; (ii) el individualismo: los individuos deben resolver sus problemas personalmente en el mercado y no a través de organizaciones colectivas; (iii) el tecnocratismo: los técnicos toman decisiones “científi- cas”, no así los políticos; y (iv) el antiestatismo: la intervención del Estado coarta la libertad individual. Sin libertad económica no hay libertad política (Montecinos 1993). 26 La Confederación de la Producción y el Comercio –CPC– agrupa las asociaciones empresariales de las di- ferentes ramas productivas: Sociedad Nacional de Agricultura; la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo; la Sociedad Nacional de Minería –Sonami–; la Sociedad de Fomento Fabril –Sofofa–; la Cáma- ra Chilena de la Construcción; y la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras. Más información en . 27 ReaRticulación de gRupos económicos y Renovación ideológica del empResaRiado en chile... sobre la política económica (E. Silva 1998: 218). Además de designar a Hernán Büchi como ministro de Hacienda, en 1985 Pinochet nombró algunos representantes de las empresas en otros ministerios (e.g., Collado, Delano). La inclusión de empresarios en el régimen de Pinochet no solo le entregó un rumbo pragmático al neoliberalismo chileno, sino también aseguró el apoyo del sector privado. Desde entonces, los canales de colaboración y consul- ta entre el gobierno y las asociaciones empresariales se han mantenido fluidos (Schneider 2004). Con el objetivo de aumentar la influencia en las políticas públicas, el sector privado invirtió en sus asociaciones gremiales, profesionalizando su personal y los departamentos técnicos de estas asociaciones (E. Silva 1998). Las reformas de mercado ganaron respaldo transversal dentro del sector privado recién hacia 1985, tras la recuperación de la crisis fi- nanciera (Cavallo et al. 1988). Como explica Montero (1993: 37), “la experiencia acumulada durante la crisis de 1982-83 y una mayor participación en la formulación de políticas en los últimos años de la dictadura militar explican por qué los empresarios chilenos llegan a la fase de democratización del régimen político en posición de fuerza”. En suma, el régimen de Pinochet regularizó el comportamiento de los empresarios, imponiéndoles una discipli- na con la que no contaban. La apertura comercial y el rol articulador del mercado termina- ron por imponerse como mantra del sector. La capacidad de darle trascendencia a la acción económica y de generar un relato épico del éxito comercial fue fundamental para el éxito de los privados. Desde la década de 1980, los gremios lanzaron una ofensiva ideológica que buscaba instruir a empresarios y ejecutivos en una cultura de negocios que le diera espaldas intelectuales al modelo neoliberal, difundiendo los valores de la propiedad privada y de los equilibrios macroeco- nómicos. La clase empresarial invirtió en instituciones académicas, centros de estudios, asociaciones gremiales y medios de comunicación destinados a transmitir sus ideas. Es decir, invirtió en lo que Nigel Thrift (2005) llama “circuitos culturales del capitalismo”: el aparato discursivo que le ha dado un giro reflexivo a las empresas. Instituciones como el Centro de Estudios Públicos (CEP), el Instituto Racional para la Administración de la Em- presa (Icare) y una renovada prensa económica cobraron fuerza entre los empresarios y en parte de la opinión pública. Asimismo, tras la liberalización del mercado educacional se consolidó una red de universidades privadas pro negocios (Mönckeberg 2005, 2007), que se convirtió en la base de la instrucción del “pensamiento pro sector privado”. Mon- tero (1993), por ejemplo, destaca la Enade27 de 1986 como una de las primeras ofensivas 27 Enade, o Encuentro Nacional de la Empresa Privada, es la mayor reunión de empresarios anual. En 1986 el encuentro se llamó “El empresario, motor del progreso”, y fue organizada por la CPC e Icare en Casa Piedra, uno de los principales espacios de reunión empresarial. 28 tomás undurraga en que la iniciativa privada es difundida instructivamente. Ahí se llamaba a los empresa- rios a “comprometerse activamente en una acción de promoción, defensa y desarrollo de los principios básicos de la libre empresa, frente a todos los estamentos sociales y políticos del país” (1993: 52). Del mismo modo, estudios como La privatización de empre- sas en Chile de Seminarium (1997, 2005) apuntaban a mostrar la superioridad del sector privado sobre el público. Transcurridas tres décadas de esta ofensiva, estos circuitos empresariales siguen en ex- pansión, fortaleciendo la capacidad de adaptación de las empresas. Estos circuitos per- miten a las firmas instalar temas de interés, construir argumentos para las discusiones legislativas e integrar las críticas que reciben. La incipiente preocupación ambiental o la responsabilidad social de las empresas son ejemplos de esta reacción (Undurraga 2012). La profundización de los mercados en Chile, además, estimuló el surgimiento de indus- trias periféricas como servicios financieros, bancos de inversión, consultoras de investi- gación de mercado, márketing, reclutamiento y comunicaciones, que han sofisticado el funcionamiento de las firmas. Al mismo tiempo, la expansión de la industria del manage- ment y el lucrativo negocio de la capacitación y los nuevos saberes para ejecutivos han potenciado la performance empresarial. En suma, entre la sofisticación del mercado y la ampliación de los circuitos culturales, el capitalismo chileno emerge robusto, reflexivo y seductor. El derrotero de estos circuitos, por cierto, estuvo condicionado también por las condicio- nes políticas de la transición. Entre ellas, por la renovación tecnocrática que experimen- tó la intelligentsia de centro-izquierda de la mano de los economistas de Cieplan (P. Silva 2009; Puryear 1994; Gárate 2008); por la valoración creciente de la lógica económica en los partidos políticos (Montecinos 1997); por la colonización de los puestos de gobierno por parte de los economistas profesionales, en su mayor parte formados en los Estados Unidos (Montecinos y Markoff 2010); y desde luego, por las condiciones de amarre en que surge el consenso entre las élites políticas y económicas durante la década de 1990. A ello hay que sumar la ampliación del consumo que se extendió en “los dorados años 90” (Tironi 2002), y que el perfeccionamiento de las regulaciones y la institucionalidad del capitalismo chileno durante los gobiernos de la Concertación fortaleció la legitimidad de los mercados. No es sorpresa entonces que los discursos sobre el liderazgo, el emprendimiento y la res- ponsabilidad social empresarial, y el nuevo espíritu del capitalismo (Boltanski y Chiapello 29 ReaRticulación de gRupos económicos y Renovación ideológica del empResaRiado en chile... 2005) a la chilena28, abunden en los espacios empresariales, promoviendo una visión na- turalizada del mercado, en la que este aparece como un desarrollo espontáneo. Icare, en particular, tiene amplia legitimidad y convocatoria en el empresariado local29. El maridaje entre prensa económica e instituciones pro negocios, cuyos propietarios coinciden con los grandes grupos económicos (Mönckeberg 2009), permite a los empresarios populari- zar sus posiciones30. Una cierta noción de figuras públicas o celebrities –identificadas con nombre y apellido– caracteriza su cobertura. Este circuito pro empresas ha promovido una identidad de Chile como un país exitoso, emprendedor y dinámico (Subercaseaux 1999; Larraín 2001). Esta narrativa tiende a resaltar tanto la figura del empresario como la idea de empresa, como creadores de prosperidad. A manera de cierre: los empresarios al poder y las paradojas de la concentración La elección de Sebastián Piñera como presidente de Chile en 2010 fue celebrada por el sector privado como un reconocimiento al gran empresariado. Finalmente un empre- sario asumía el principal cargo público. Contrario a la lógica política de contener las ex- pectativas ciudadanas, cual inversionista financiero, Piñera apostó a doblar la apuesta. Antes de asumir su mandato, prometió una “nueva forma de gobernar”, cuyo renovado sentido de urgencia daría eficiencia a su gestión. Chile no había crecido lo suficiente, argumentaba Piñera, porque el enfoque “político” de la Concertación se centró dema- siado en lamentar las externalidades negativas del mercado, y no lo suficiente en las condiciones de competencia para desarrollar los negocios. Si Chile quería volver a crecer 28 Boltanski y Chiapello (2005) analizan las transformaciones del discurso de la gestión en los textos de admi- nistración de empresas desde 1960 hasta 1990. Una renovación del discurso del management o un “nuevo espíritu del capitalismo” habría emergido en respuesta al capitalismo industrial supervisado por el Estado. Esta nueva crítica abogaría por el involucramiento afectivo de los trabajadores y el refuerzo de su auto- nomía y creatividad. Este discurso habría facilitado el desmantelamiento del mundo del trabajo, nuevas prácticas de tercerización y la renovación del vigor del capitalismo. 29 Icare es la institución clave en la propagación de las ideas del management, y principal espacio de encuen- tro del empresariado chileno. Fundado en 1953 para mejorar la capacitación laboral del sector privado, se convirtió en la década de 1980 en centro promotor de la agenda empresarial. Sus afiliados, las grandes empresas, se reúnen periódicamente en seminarios, capacitaciones y conferencias en torno al desempeño de las empresas. 30 Fazio (2005) resalta, por ejemplo, cómo la concentración de la riqueza y el congelamiento de los salarios son presentados generalmente como hechos positivos por los medios de comunicación locales, en cuanto favorecen los “equilibrios macroeconómicos”. Las dos grandes cadenas de prensa escrita, Copesa y El Mercurio, responsables del 90% de las publicaciones, tienen explícitos intereses empresariales (Möncke- berg 2009). 30 tomás undurraga al 6% anual, tenía que recuperar su vigor para competir, su espíritu emprendedor. Para esta tarea configuró un “gobierno de los mejores”. Los servidores públicos no fueron seleccionados por su afiliación a los partidos políticos, sino por su capacidad de gestión en el sector privado. Un grupo de managers exitosos, con fuertes vínculos empresariales, fueron investidos como ministros del nuevo gabinete31. A los veinte días de gobierno, Piñera declaró: “ya hemos hecho más que la Concertación en veinte años”. Piñera prometió además que su gobierno “haría las cosas bien”, es decir, que primarían el conocimiento técnico, las metas exigentes y estrictos mecanismos de control. La ges- tión, a entender del sector, es un proceso políticamente neutro. No importa el campo, la disciplina o los agentes implicados, una administración eficiente es la clave del éxito. Un supermercado, un canal de televisión, una universidad o un ministerio de gobierno, son organizaciones similares. Si los incentivos están bien ubicados y la gestión bien imple- mentada, la administración será rentable y sostenible. Esta “nueva forma de gobernar” del gobierno de Piñera reflejaba la ideología del management del empresariado chileno, fascinado por la métrica y por una visión naturalizada del mercado. En esta, la política no se entiende como disputa de ideas, confrontación de fuerzas antagónicas o espacio de participación de las bases sociales, sino como la batalla por la eficacia y por asegurar las mejores condiciones de expansión para los mercados. Transcurridos tres años del gobierno de Piñera, sin embargo, la “nueva forma de gober- nar” y el “gobierno de los mejores” se desvanecieron frente a la realidad. Los chilenos, al parecer, no querían acelerar aún más la competencia y productividad de las empresas, sino contar con mejores condiciones laborales, educación gratuita y de calidad, un re- parto más equitativo de los excedentes y un sistema de producción compatible con la protección del medio ambiente. Desde 2011 Chile ha experimentado niveles de moviliza- ción que no se registraban desde los cacerolazos de 1982 y las protestas contra la dicta- dura de Pinochet. Los ciudadanos chilenos parecen haber despertado y han comenzado a exigir que las empresas privadas entreguen algo más (Salazar 2011). Protestas contra el negocio de la educación, las represas en Aysén, y las desigualdades estructurales de un sistema que sitúa las ganancias privadas por sobre la igualdad de oportunidades, son el primer cuestionamiento consistente al modelo económico en tres décadas. Los es- cándalos de La Polar, la colusión de farmacias y los conflictos de interés de un gobierno 31 Del gabinete inicial del presidente Piñera en 2010, 18 de los 22 ministros tienen grados de ingeniería, eco- nomía o administración, y la mayoría tiene postgrados de negocios o economía en universidades de los Estados Unidos. 31 ReaRticulación de gRupos económicos y Renovación ideológica del empResaRiado en chile... vinculado a los empresarios, han expandido el malestar hacia sectores tradicionalmente menos propensos al descontento. La sospecha hacia las élites económicas ha crecido sig- nificativamente, y la confianza en las instituciones públicas se ha desplomado (Encuesta Nacional ICSO-UDP 2011). “No al lucro”, la principal crítica contra el negocio privado de la educación, se transfor- mó en ataque central a la lógica del mercado como eje articulador. Temas estructurales como la tributación a las empresas, el sistema binominal y una nueva constitución están siendo planteados con una fuerza inédita en las últimas dos décadas. Para intelectuales como Mayol (2012), el retorno masivo de las protestas habría marcado el fin del ciclo po- lítico actual, la repolitización de la sociedad chilena y un cambio estructural en las relacio- nes de poder entre empresarios, Estado y ciudadanos. Si el orden neoliberal concentró intensamente el poder en el gran empresariado, argumenta Mayol (2012), Chile estaría entrando ahora hacia una era de impugnación de todos los abusos e impunidades de los poderosos, reflejada en la crisis de las instituciones que los cobijaron. Paradójicamente, pareciera ser que el acceso al poder de la clase empresarial de la mano del presidente Piñera, y su intento de intensificar el neoliberalismo chileno, terminó gatillando una reac- ción social contra los privilegios de los que hasta ahora gozaban los privados. Estará por verse la capacidad del sistema político por recoger estas nuevas demandas, y de los em- presarios chilenos para adaptarse a ciudadanos más informados, que reclaman mejores condiciones laborales y una distribución más justa. El tiempo dirá. Bibliografía ARRIAGADA, Genaro 2004 Los empresarios y la política. Santiago, Chile: LOM Ediciones. 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Rodríguez-Satizábal Profesora instructora, Facultad de Administración, Universidad de los Andes (Colombia) Estudiante del Doctorado en Historia Económica, London School of Economics and Political Science (Reino Unido) La historia de los grupos económicos en Colombia aún está incompleta1. Historiadores, economistas y periodistas siguen revelando paulatinamente la complejidad de las rela- ciones entre esta forma híbrida de organización y el desarrollo económico y político del país. Como lo señala Rettberg (2003: 15) en su libro sobre el papel crucial de los grupos económicos en la crisis política entre 1994 y 1998, “los empresarios son actores cuyo 1 La historia de empresas, campo que en América Latina ha mostrado un importante avance en la produc- ción académica durante los últimos veinte años (Dávila y Miller 1999; Dávila 2003a; Barbero 2003), ha enfo- cado su análisis en la historia de compañías individuales, siendo excepcionales los trabajos cuya unidad de análisis sean los grupos económicos (por ejemplo: Strachan 1976; Zeitlin y Ratcliff 1988; Vásquez Huamán 1995; Péres 1998; Cerutti 2006; Jones y Lluch 2011). En el caso de Colombia, 40 documentos se han escrito sobre los grupos económicos en el país, pero ninguno de ellos incluye una perspectiva de más de 10 años. La mayoría de ellos (14/40) son libros conmemorativos de una empresa en un grupo. Los 26 restantes fueron publicados principalmente después de la década de 1990, cuando como resultado de la Ley 222 de 1995 se dispuso que la información financiera de las empresas debía ser pública. Cinco libros descriptivos (5/26) fueron escritos por periodistas con base en artículos de prensa y entrevistas. De ellos uno es una biografía no autorizada del propietario de un grupo empresarial, otro es una descripción de los grupos basado en las empresas que cotizan en bolsa al final de la década de 1970, y los tres restantes discuten aspectos relacionados con la continuidad de la concentración de riqueza después del proceso de aper- tura comercial (1989) y el rol de los cuatro grupos principales. Solo catorce documentos (14/26) fueron el resultado de proyectos de investigación a largo plazo y se centran principalmente en la evolución de algunos grupos. Se refieren a los grupos como una estructura de conjunto y se realizaron bajo la luz de los avances teóricos de disciplinas como la teoría estratégica, la ciencia política y las finanzas. El objetivo de otros tres documentos (3/26) es analizar la evolución de los grupos económicos en un período específico del tiempo, incluyendo en el análisis datos de más de cinco grupos: un capítulo de un libro analiza el efec- to de la liberalización del comercio en los grupos que participan en la industria manufacturera, una tesis doctoral presenta las estrategias de internacionalización durante la década de 1990 , y una disertación de maestría discute el papel de los grupos empresariales en la edición de un nuevo marco legal. Por último, tres documentos (3/26), producidos por la Superintendencia de Sociedades como parte de sus informes anuales, presentan un análisis financiero de la información entregada por las empresas (para una revisión más completa véase Dávila y Rodríguez-Satizábal 2008). 42 beatriz e. rodríguez-satizábal poder económico y político varía de acuerdo a factores como el sector en donde ope- ran, el tamaño de sus empresas y el tipo de organización a la cual pertenecen y cuyas estrategias reflejan los cálculos –a veces desacertados– de su percepción particular de las circunstancias económicas y políticas”. Sin embargo, son pocos los investigadores co- lombianos que en las últimas décadas han estudiado los grupos económicos más allá de la percepción ampliamente difundida por periodistas económicos de aquellos como los “dueños del país” (Silva-Colmenares 1977), lo que ha limitado el uso de una perspectiva histórica y la introducción de los recientes desarrollos teóricos para su análisis. Las de- finiciones de la persistencia del modelo tradicional de asociación entre los empresarios colombianos para reducir el riesgo y la incertidumbre, y la importancia relativa de algu- nas familias poderosas, son al parecer las explicaciones para el surgimiento de grupos económicos durante la segunda mitad del siglo XX. Detrás de bambalinas, el aumento en el número de poderosos grupos económicos entre 1974 y 1998 –de 6 a 18 grandes grupos (cuatro de ellos reconocidos por su tamaño y liderazgo en el mercado)– parece ser el resultado del progresivo crecimiento de la empresa familiar, una ola de fusiones, y la respuesta a las restricciones de acceso al capital. El propósito de este artículo es identificar y explicar las características de los grupos eco- nómicos colombianos en un período (1974-1998) marcado por profundos cambios en el modelo económico y la legislación comercial. Con base en información financiera de las empresas, artículos de prensa y fuentes secundarias, en principio se tomará una fo- tografía de las características de los grupos en 1998, año anterior al estallido de la crisis económica más significativa para el país en el siglo XX. Se pondrá énfasis en los aspectos relacionados con el tamaño, la propiedad y el control, el origen, y las estrategias para dilucidar la validez de su categorización como una forma híbrida que se debate entre la empresa familiar y la gran corporación, que se caracteriza por estar organizados como familias de empresas incorporadas a través de diversos mecanismos. Entendiendo que los factores para la existencia de los grupos económicos en países emergentes son la persistencia de la familia en el negocio (e. g., Morck 2005), los fuertes cambios en el modelo económico (e. g., Khanna y Palepu 2000a, 2000b) y la existencia de una legis- lación económica que permite el fortalecimiento de monopolios (e. g., Guillén 2000), en este artículo se examina el rompecabezas de los grupos empresariales en Colombia, alcanzando nuevos datos de las empresas y la exploración de los factores históricos que produjeron la escalada de esta forma de organización, mostrando que el número de grupos en el país no se limita a los cuatro más reconocidos por los investigadores y el público en general –Grupo Empresarial Antioqueño, Grupo Santodomingo, Organización 43 Grupos económicos en colombia (1974-1998): entre pequeña empresa familiar ... Ardila Lülle, Organización Sarmiento Angulo–. Además, en este artículo se señala que el caso colombiano muestra patrones similares a los de otros países donde este fenómeno es común. Aunque la literatura sobre grupos económicos distingue entre el papel de esta forma de organización en el desarrollo económico (Khanna y Palepu 2000a, 2000b; Cheong, Choo y Lee 2010)2 y la evolución de sus características, a lo largo de esta inves- tigación la relación entre desarrollo económico y grupos económicos no será explorada pues la complejidad del fenómeno de desarrollo requiere un análisis profundo que exce- de los límites del presente documento. Cuadro 1 Características de los grupos económicos según la teoría Características Autor(es) Con referencia a la organización interna 1. Grupo de empresas independientes y legal- mente constituidas unidas por relaciones formales (propiedad y control común) e in- formales (familia, grupos regionales) Leff (1978), Granovetter (1994), Khanna y Palepu (2000a, 2000b) 2. Concentración de la propiedad y el control, pero con una estructura organizacional no completamente integrada Leff (1978), Granovetter (1994), Morck (2005) 3. Altamente diversificada: opera en varios sectores no necesariamente relacionados Khanna y Palepu (2000a, 2000b), Khanna y Yafeh (2007) 4. Alta participación de la familia en el negocio Amsden (1989), Fruin (1992), Granovetter (1998) Con referencia al contexto 5. Existen en mercados imperfectos Khanna y Palepu (2000a, 2000b), Morck (2005), Fruin (1992) 6. Alta relación con la política y el Estado Guillén (2000), Khanna y Palepu (2000a, 2000b) 7. Alta inversión en el sistema financiero Guillén (2000), Amsden (1989) Fuente: elaboración del autor con base en otros autores mencionados. 2 Con respecto a la influencia de los grupos económicos en la economía y el contexto político de un país, hay una línea de investigación basada en la economía política, que hace hincapié en los grupos como “agentes de rent-seeking, es decir, dispositivos a través de los cuales las rentas en una economía se acumulan de manera desproporcionada entre las pocas familias que controlan los grupos principales, en detrimento de la mayoría de la población” (Khanna y Palepu 2000a: 269; mi traducción). 44 beatriz e. rodríguez-satizábal Defensores y detractores de los grupos económicos están de acuerdo en que estos son una forma híbrida de organización diferente de la gran corporación3 (Chandler 1962, 1977; Williamson 1985) muy destacada en los mercados emergentes y también en algunas eco- nomías industriales maduras (Khanna y Yafeh 2007); pero, se podría afirmar, como sos- tienen algunos, que en el caso de Colombia son definitivamente la forma organizacional dominante en los últimos treinta años del siglo XX. Entendiendo los grupos económicos como una “multiempresa [conjunto de empresas jurídicamente independientes], que participan haciendo negocios en diferentes mercados, pueden operar en forma horizon- tal y/o verticalmente las fases relacionadas con la cadena de valor y/o en las industrias no relacionadas, bajo control administrativo y financiero común [en que] los participantes están ligados por relaciones de confianza interpersonales, sobre la base de un trasfondo personal, étnico o comercial similar” (Leff 1978; Morck 2005; Colpan, Hikino y Lincoln 2010). Esta institución económica es vista a través de esta investigación como una enti- dad con características particulares (ver cuadro 1) que se inicia siendo una pequeña em- presa familiar y crece para convertirse en una gran familia de empresas. Identificados por su origen familiar, un diversificado portafolio de inversiones y una estrecha relación con el Estado (Granovetter 1998), un grupo económico es definitivamente diferente de la gran corporación en el sentido de que, en lugar de millones de accionistas (propietarios múltiples), la propiedad y el control se concentran en unas cuantas familias. A diferencia de la corporación, un grupo económico no tiene una personalidad jurídica única y de res- ponsabilidad limitada, sino que son un grupo de empresas independientes y legalmente constituidas, y la estructura suele ser piramidal. En ambos casos, la gestión está centrali- zada, pero en los grupos económicos los gerentes no actúan como accionistas. La evidencia histórica ha demostrado que el crecimiento económico de cada país ha es- tado acompañado por la evolución de formas organizacionales específicas. Estas son el resultado de patrones repetitivos en los sectores donde las empresas se desarrollan (Hannah 1999), la evolución de las capacidades empresariales y de organización (Chand- ler 1977), la intervención estatal (Gerschenkron 1962; Amsden 1989), y la influencia de los agentes en las reglas del juego (North 1990). Guillén (2000: 364) explica que “los empre- sarios y las empresas en las economías emergentes crean grupos económicos altamente diversificados si las condiciones políticas y económicas les permiten adquirir y mantener 3 Los grupos económicos han cumplido un importante papel en las economías en desarrollo, como la India, Asia Oriental y algunos países de América Latina. Los principales estudios al respecto se han hecho en Japón, Corea y la India. Ver, entre otros: Guillén (2000); Khanna y Palepu (2000a, 2000b); Morck (2005); Amsden (1989); Colpan et al. (eds.) (2010). 45 Grupos económicos en colombia (1974-1998): entre pequeña empresa familiar ... la capacidad de combinar los recursos nacionales y extranjeros, y no hay barreras de entrada a nuevas industrias”. En el caso colombiano, los autores han afirmado que la élite empresarial del país es altamente diversificada (Dávila 1986), el mercado tiene una estructura de oligopolio (Misas 1998), la propiedad es familiar (Dávila 2003b) y el Estado ha desempeñado un papel importante en el desarrollo del país (Safford y Palacios 2002). Más aún, estudios recientes han señalado que el gobierno corporativo en el país se ca- racteriza por una alta concentración de la propiedad (Gutiérrez et al. 2008) vinculada a la formación de grupos económicos (Gutiérrez et al. 2005; Fernández-Riva 1995), con una legislación comercial siempre adaptándose (Reyes 2003), y la existencia de mercados de capital poco desarrollados (Caballero y Urrutia 2006). De hecho, en 1998 los grupos económicos dominaban los principales sectores de la eco- nomía: industria, servicios financieros y telecomunicaciones. Los 18 grupos económicos identificados a lo largo de la investigación4